sábado, 12 de mayo de 2007

:: Culpa roja y avance evangélico

:: Culpa roja y avance evangélico
Leo en The Economist un largo artículo sobre la visita del Papa a Brasil y creo percibir un poco la idea de que gran parte del avance de los evangélicos en Latinoamérica frente a la Iglesia católica desde los 70, coincide con que muchos curas se metieron a jugar a los intelectuales izquierdistas con la Teología de la Liberación (una paja mental que combina un plan de salvación extraterreno, basado en el contacto con la divinidad y la resurrección, con un proyecto terrenal absolutamente ateo basado en los cambios en la posesión del poder y de los bienes de producción. Aunque como bien decía el historiador inglés Arnold Toynbee, el marxismo fue la última herejía cristiana). Puebla, Medellín, los curas guerrilleros, etc. Esa intelectualización los alejó del pueblo, que más bien busca la religión para reconfortarse, tener cercanía, identidad, esperanza antes que oír politiquerías abstractas. Pero sospecho que también gran parte de los evangélicos no sólo se basa en su activismo, su cercanía a sus feligreses, su flexibilidad organizativa, una experiencia mística y la cercanía de valores, sino también a las formas. No es tanto mi tema porque no practico y no piso una iglesia hace años, pero la misa actual realmente desalienta que la gente asista. Mientras que para los evangélicos reunirse es estimulante, ir a misa es aburridísimo y aturde. Con todo respeto, soltar tres mensajes (las dos lecturas y el Evangelio) confunde a la gente, el ritual parece una gimnasia (párese, arrodíllese y siéntese a cada rato), la mayor parte de los curas son pésimos oradores y la gente ni se acuerda cuando sale de qué se habló. También los escenarios suelen ser muy lúgubres (la iglesia Virgen del Pilar me botaba cuando me llevaban de niño. Era oscura, hacía frío y asustaba ver por todos lados a un hombre flagelado) y no trasmiten la alegría, el perdón, la caridad, la solidaridad, la promesa de una vida eterna y toda la bella onda fraternal que tiene la fe cristiana. Esos deberían ser sus atributos principales. Es marketing elemental, nos guste o no y reitero mis respetos. No quiero ofender a nadie, sino plantear un asunto de debate desde la perspectiva de un no-practicante. Se deberían concentrar solamente en el Evangelio para vender una idea fuerza y tener así una enseñanza sólida que quede para toda la semana (y que de paso el rito no sea tan largo. Una hora es una eternidad en el apurado mundo de hoy. Está probado que la atención académica decae tremendamente a partir de 45 minutos). Deberían grabar los evangelios y las escenas bíblicas en videos y mostrárselos a la gente, porque estamos en un mundo de imágenes antes que de palabras, con una especie de power point final que sintetice las ideas fuerza que fluyen del texto. No sé, como que me parece que la misa actual estaba diseñada para un sociedad que ya no existe y los evangélicos simplemente se han dado cuenta de eso. Y menos rojerío también. Es tóxico.
ALDO MARIáTEGUI :: director del diario el correo

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